ESPECIALIDADES
APEGO, TRAUMA Y EMDR
El apego es una necesidad básica para los seres humanos, un mecanismo de supervivencia que nos enseña diferentes maneras de vincularnos. Cuando desarrollamos un apego seguro nos sentimos bien con nosotros y con las personas que nos rodean. Si nuestro apego es inseguro, se resiente nuestra autoestima y aumenta nuestra ansiedad. Esto afecta a las relaciones con los demás, que se ven afectadas por la desconfianza, el aislamiento, la dependencia o la conflictividad.
Hablamos de trauma para referirnos a experiencias en las que nuestros recursos se han visto desbordados por la situación, provocando malestar emocional. Es habitual que al pensar en la palabra “trauma” se nos vengan a la cabeza vivencias que tienen un inicio y un fin definido (accidentes, catástrofes, ataques, pérdidas repentinas, desastres naturales…).
Hay otro tipo de situaciones traumáticas en los primeros años de vida que afectan a los vínculos con nuestros cuidadores: falta de afectividad, exceso de exigencia, sobreprotección, alta conflictividad familiar, hospitalizaciones tempranas, maltrato, cuidados pobres o negligentes, abusos, abandono… Estas situaciones dan lugar al trauma de apego. Hablamos de una fuente de malestar emocional muy intenso con origen en el pasado y que afecta a nuestro presente.
La terapia EMDR surge como una herramienta muy eficaz para trabajar estas situaciones. Nos ayuda a identificar y reparar nuestras vivencias traumáticas y nos da herramientas para manejar las dificultades emocionales del presente. De esta forma el cerebro logra integrar experiencias (pasadas o recientes) que no pudo procesar. Esto reduce nuestro malestar emocional, fortalece nuestra autoestima y nos ayuda a vincularnos de una forma más sana.
En el pasado tuviste...
Cuidadores indiferentes ante tus emociones
Cuidadores insensibles a tus necesidades
Cuidadores que evitan sus propias emociones
Cuidadores angustiados
Cuidadores que no pueden gestionar sus propias emociones
Cuidadores violentos
Cuidadores que atemorizan
Cuidadores rígidos
Cuidadores caóticos
Cuidadores que te expresaban su cariño sólo si cumplías algunas condiciones (eras bueno/a, estabas callado/a…)
Cuidadores que te sobreprotegieron
Cuidadores que fomentaron que fueras muy desapegado/a de ellos
Cuidadores que te exigían cosas que tú aún no podías hacer
En el presente tienes...
Ansiedad, inseguridad, falta de confianza, confusión
Un exceso de preocupación permanente
Dificultad para sentir o para regular tus emociones
Una elevada necesidad de control
Tendencia a tragarte las cosas sin pensarlas
Bloqueos para hablar de ti en positivo o recibir elogios
Amnesia sobre episodios de tu vida
La creencia de que tus relaciones familiares no han influido en ti
Relaciones personales distantes
Problemas para empatizar con las emociones de la gente
Miedo a que los demás puedan abandonarte, a la soledad
Dependencia de la aprobación constante de los demás
Rechazo hacia el contacto físico afectuoso con otras personas
Necesidad imperiosa de que te toquen y te abracen
Tus necesidades físicas bloqueadas