La terapia es para gente con traumas (2)

trauma-resiliencia

En la primera entrega de esta miniserie dedicada al trauma el foco estaba puesto en los elementos comunes al trauma psicológico, los tipos y, de nuevo, el relato que hacen muchas de las personas que vienen a terapia sobre qué entienden por trauma. Es la “cara A” del disco, la que más solemos escuchar, aquella en la que se suelen incluir los grandes éxitos.

Pues bien, el trauma psíquico también tiene una “cara B”. Como si de un viejo vinilo se tratara, te invito a que lo escuches con atención.

Empiezo haciendo referencia a uno de los grandes referentes en la materia: Boris Cyrulnik, psiquiatra y neurólogo, estudioso del trauma y divulgador de uno de los grandes conceptos psicológicos de nuestra época (y que intentaré no desgastar más de la cuenta en esta entrada): la resiliencia.

Cyrulnik la define como el “renacimiento después de un trauma”. Igual que reponernos psíquicamente de una experiencia traumática es un trabajo para toda la vida, la resiliencia también lo es, si entendemos ésta como transformación. Y esto da lugar a la primera cita a comentar en esta entrada:

“Trauma es algo que te deja marcado para toda la vida”

Así es. No es posible que un impacto emocional potente no nos duela; y no es posible seguir adelante sin aceptar esa transformación. Ahora bien, no todo son malas noticias: si somos capaces de hacerlo, también seremos capaces de crecer tras dicho golpe. Y ese crecimiento también nos acompañará para siempre, con lo bueno que tiene para que podamos adaptarnos a la nueva realidad que nos toca vivir.

“¿Por qué a unas personas sí les afecta y a otras no?”

Una experiencia traumática afecta a cualquier persona. A partir de ahí (y esta es una de las claves de una buena terapia psicológica) hay que evaluar cómo ha afectado a cada persona concreta.

El trauma psicológico nos obliga a hacer dos tareas:

1- Absorber el impacto.

2- Recomponernos después del impacto. 

Ambas son igual de importantes. La recuperación del bienestar psicológico va a depender de cómo vayamos resolviéndolas, y cada uno contamos con herramientas diferentes en función de nuestro carácter, nuestra historia previa, el círculo de apoyo familiar y social, las condiciones laborales, el lugar en el que vivimos… Todo influye en todo, pero no del todo.

“¿Y por qué yo no he sido capaz de recuperarme y a mi alrededor hay mucha gente que sí supera sus traumas?”

En primer lugar, es muy habitual compararnos con otras personas y fijarnos en las que (aparentemente) están mejor que yo. Ese no suele ser un buen termómetro de nuestra recuperación. Igual que no hay dos impactos emocionales iguales, tampoco hay dos procesos de recuperación idénticos.

En este vídeo (minutos 4:25-6:25) Cyrulnik habla de un ejemplo muy ilustrativo. 

De ese ejemplo, y de lo que observamos en trabajo diario en terapia, podemos extraer tres grandes narrativas:

1- Ya nada será como antes, por lo que esto es el fin. Hablamos de personas con riesgo o en situación de duelo crónico, cuyos síntomas se caracterizan por: desesperanza, depresión, culpa honda, vacío existencial, riesgo de suicidio, enfermedades “físicas” y alta probabilidad de muerte.

2- Ya nada será como antes, por lo que el mundo me debe una. Aquí el duelo se congela, no llega a elaborarse. Hablamos de personas con un alto grado de desconfianza en sus relaciones, hostilidad, desconexión emocional, somatizaciones… Pueden llegar a entender lo que supone la pérdida, pero no conectan con las emociones que lo acompañan. Es lo que Daniel J. Siegel denomina personas “desconectadas de cuello para abajo”.

3- Ya nada será como antes, por lo que tengo que construir algo nuevo. En estos casos tras un período intenso de tristeza, dolor y malestar emocional, la persona desarrolla consciencia de la pérdida y de que su vida ha cambiado. Y lo hace desde la esfera racional y también desde la emocional, lo que le permite integrar los cambios y transformarse. Cerrando el círculo, lo que Cyrulnik definía como “renacimiento después de un trauma”.

Hasta aquí las dos entradas relativas al trauma psicológico. Y también las explicaciones que subyacen a esas ideas y que nos ayudan a comprender mejor este concepto para encuadrarlo en cada historia personal y poder trabajarlo.

En próximas entradas seguiré profundizando en otras nociones que están muy relacionadas, siempre de la mano del relato de quienes vienen a terapia como eje principal. Mientras tanto, si te apetece explorar más a fondo en estas ideas y/o trabajar tu historia (sea o no traumática), no dudes en contactar con grama PSICOLOGÍA. Estaré encantado de ayudarte.

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