Aunque no todo el mundo se va de vacaciones en esta época, mucha gente ni pisa la playa y en muchas partes las temperaturas son primaverales, el verano es una época que asociamos fácilmente con vacaciones, playa y calor. Y con los paseos en bici, porque, como dice el libro que inspira el título de esta entrada, las bicicletas son para el verano.
¿Y qué pasa en el verano con las emociones?
Que sin darnos cuenta solemos hacer un paréntesis en la vida de estrés y ajetreo que llevamos a diario, y eso nos da una tregua y cierto bienestar. Incluso aunque no estemos de vacaciones. Socializamos más, hay más tiempo para el disfrute y también para salir de la rutina.
La cara B: también convivimos más tiempo con nuestras familias de origen, parejas, hijos e hijas, amistades… Y es fácil que ahí afloren conflictos no resueltos que en el día a día están tapados precisamente por el estrés y el ajetreo. Pero este será otro capítulo…
El caso es que disponer de más tiempo y (a veces) más calma nos abre la puerta a actividades que no siempre caben en la agenda diaria, como la lectura.
Al llegar estas fechas es habitual que muchas de las personas que vienen a terapia nos
pidan recomendaciones hasta la vuelta: algún ejercicio, alguna pauta, algún libro… Y con frecuencia plantean preguntas sobre, como indica el título de esta entrada, libros de autoayuda.
Si tú también te planteas leer un libro de autoayuda este verano, no seré yo quien te convenza de lo contrario. El saber no ocupa lugar, pero a veces genera expectativas que es recomendable revisar antes de leer alguna de estas obras.
La RAE define así la autoayuda:
Método o sistema de ayuda que uno puede prestarse a sí mismo/a para mejorar algún aspecto de su conducta o de su personalidad.
Y añado: para eso hay que tener herramientas. Así que empecemos por responder a esta pregunta: ¿te sientes capaz de ayudarte a ti mismo/a? Es la pregunta que le hago a cualquier persona que me pide recomendación sobre este tipo de libros.
Si la respuesta es “no” o “no lo tengo claro”, entonces volvemos al titular: los libros de autoayuda no son para el verano. Es más, leer un libro que apela a unos recursos de los que ahora no dispones, en vez de hacerte sentir bien te puede generar bastante frustración: si me están diciendo que haga esto y no me funciona, es que lo estoy haciendo mal.
En mi carrera profesional me he encontrado a muchas personas en terapia que vienen quemadas de experimentar esta sensación. Vivimos en una sociedad esclava del bienestar permanente y con fobia al sufrimiento emocional. Lo que Russ Harris bautizó como “La trampa de la felicidad” (sí, precisamente un libro de autoayuda).
Por eso, si estás en terapia y aún no te sientes con herramientas suficientes como para autoayudarte, persevera y confía en tu trabajo personal; los resultados llegarán. Y si estás en terapia y dichas herramientas ya están funcionando, persevera igualmente y refuerza los recursos que te permitan practicar el autocuidado.
¿Y si no estoy haciendo terapia? Puede que sea porque no lo necesitas. En este caso, sigue adelante con las estrategias que te han permitido llegar hasta aquí sintiéndote fuerte y capaz. Por si acaso, aprovecha esta lectura para revisar si lo puedes necesitar y no dudes que en Grama Psicología estarás en buenas manos.
Sea cual sea tu caso, te propongo que antes de desconectar dediques tres minutos a hacer el siguiente ejercicio (lo utilizo mucho en las sesiones de terapia con muy buen resultado):
Preparemos tu maleta emocional
Imagina que estás haciendo la maleta para tu próximo viaje. Visualízala un momento… Y ahora reserva un espacio dentro de la misma, en la que te invito a poner:
1- Algo (una estrategia, un pensamiento, una imagen, una conducta, una decisión…) que utilices a menudo y te aporte bienestar (tómate un tiempo para elegir)
2- Algo que no hayas utilizado hasta ahora o muy de vez en cuando y que intuyas que te puede aportar bienestar si lo utilizas más a menudo (tómate un tiempo para elegir).
3- Un espacio vacío que simbolice algo que utilizas a menudo y que esta vez vas a dejar fuera de la maleta porque no te suele aportar bienestar (tómate un tiempo para elegir).
¿Lo tienes? ¡Genial! ¡Enhorabuena! No te olvides de guardar todos estos recursos en tu maleta antes de emprender tu próximo viaje, sea de ida hacia tus vacaciones o de vuelta a tu casa.
Y ante todo, sea como sea tu verano, espero que lo disfrutes y lo descanses.
Referencias y recursos: