Los propósitos de… ¿Año Nuevo?

Quizá te sorprenda leer a finales de enero una entrada propia del primer día del año. Es más, es posible que en lo que llevamos de 2025 ya hayas leído una (o miles) de entradas con un título similar. Pero todo tiene sentido y si te quedas a leer hasta el final, lo verás claro. Confía.

Decimos que son propósitos de Año Nuevo porque los apuntamos en una hoja a primeros de enero, pero en realidad los propósitos, para que sean funcionales, necesitan tener más recorrido.

¿Por qué nos motiva tanto ponernos retos, objetivos, proyectos?

Si tenemos en cuenta el funcionamiento y la química del cerebro, podemos resumirlo en dos factores:

1- Los seres humanos tenemos una habilidad única y distintiva sobre el resto de seres vivos: la capacidad de planificar. Eso nos permite establecer metas, temporalizarlas, trazar un plan, medir si estamos cerca o lejos de ellas…

Esta habilidad marca gran parte de nuestras acciones cotidianas. En muchos casos para bien porque nos permite orientarnos a nuestros objetivos y guiarnos en el día a día. Otras veces esas anticipaciones nos llevan a escenarios catastróficos en los que la ansiedad nos gobierna. Son las dos caras de una misma moneda. O mejor dicho, dos modos de funcionamiento de un mismo cerebro.

2- Nuestro cerebro segrega diferentes neurotransmisores, y uno de ellos es fundamental para poner en marcha y sostener los propósitos. Hablamos de la dopamina, una sustancia  clave para nuestra motivación, el refuerzo y la toma de decisiones.

Te pondré un ejemplo de un testimonio reciente en una sesión de terapia. Después de un proceso de trabajo personal muy intenso, Manuela (nombre ficticio) me decía lo siguiente: “he decidido tomar decisiones porque quiero avanzar en mi proyecto de vida y salir de la parálisis en la que estoy. Eso me motiva”. Las decisiones que ha tomado implican cambios de mucho calado. Y no son propósitos de año nuevo, vienen de largo.

Pongo el foco en dos palabras de su testimonio: “quiero” y “motiva”. El disparador de sus decisiones ha sido un insight, un click: darse cuenta de que en algunos aspectos la vida que está viviendo no es la que desea y que merece cosas mejores. Lo que la mantiene activa es su motivación intrínseca, la convicción de que tiene la capacidad de hacer los cambios por y para ella. 

Decimos que son propósitos de año nuevo porque los apuntamos en una hoja a primeros de enero, pero en realidad los propósitos, para que sean funcionales, necesitan tener más recorrido.

Puede que hasta aquí te suene todo demasiado teórico; enseguida pasamos a la acción

Notas de propósitos de año nuevo

Cualquier proceso de toma de decisiones en busca de un propósito sigue una serie de etapas. Y cada una de ellas lleva asociada tareas concretas; el siguiente esquema te puede ayudar a ordenar ideas y trazar un plan:

  • Fase de activación. Recuerda, hace unas líneas decíamos que ponernos propósitos nos gusta. Cuando lo hacemos recibimos una fuerte descarga de dopamina que nos proporciona una recompensa intensa a corto plazo. Este “subidón” es muy importante porque activa nuestra motivación, pero dura poco. Para el cerebro es imposible mantener en el tiempo tanta producción dopaminérgica. 

Propuesta de tarea: haz un listado de propósitos, cosas sencillas que te motiven y te veas capaz de poner en marcha a corto-medio plazo. Te confieso que a mí me gusta la jardinería y tengo entre mis planes plantar pronto algunos vegetales.

  • Fase de aproximación. Aquí viene el reto; una vez marcado el propósito hay que poner en marcha el plan. Y recuerda otra de las cosas comentadas al principio: para que un propósito se cumpla necesita tener un recorrido. Aquí la dopamina actúa “gota a gota”, no por inundación… siempre y cuando hagamos algo por generar ese goteo. Esta es la fase en la que muchos buenos propósitos se desvanecen. 

Propuesta de tarea: haz cada día algo que te dirija al propósito. Puede que un día le dediques dos minutos y otros, dos horas. Quizá un día se lo dediques pensando en ello, planificando, y otro día actuando, manipulando, moviéndote… Sea lo que sea, hazlo. Yo ya he consultado un calendario de jardinería, he revisado las semillas que necesito, la tierra, el abono… En los próximos días reorganizaré el espacio en el patio, buscaré semillas, plantaré… 

Recuerda, si cada día dedicas algo de tiempo a tu propósito no sólo te estarás acercando a él, sino que estarás regando tu cerebro con dopamina sostenible. 

  • Fase de resolución. Alcanzamos el propósito. Aquello que parecía imposible se hace realidad y, ojo, es importante darnos cuenta de ello, compartirlo, celebrarlo. Esta fase es primordial para evitar caer en una espiral de autoexigencia que está en la base de muchos casos de insatisfacción crónica que puede desembocar incluso en un proceso de depresión

Propuesta de tarea: cuando alcances alguno de los propósitos que has anotado en la fase de activación, alégrate, compártelo con alguien, hazle fotos al resultado, revisa el proceso que has seguido hasta conseguirlo… Yo ya estoy deseando comerme los tomates que plantaré en primavera.

Como sé que no podemos celebrar aún un propósito que estamos iniciando, te invito a que celebres de alguna manera algún propósito que hayas conseguido recientemente, que seguro que lo hay. 

  • Fase de mantenimiento. No es aplicable a todos los propósitos: Algunos, una vez alcanzados, sólo cabe celebrarlos. Pero en otros casos, un propósito puede brindarnos mucha satisfacción cuando con una dosis menor de esfuerzo y planificación se puede sostener en el tiempo.

Propuesta de tarea: revisa algún propósito que hayas conseguido hace poco y que a día de hoy esté en mantenimiento. ¿Qué estás haciendo para prolongar los resultados en el tiempo? ¿Qué te queda por hacer para seguir disfrutando del éxito alcanzado?

Recientemente, en una sesión de cierre de terapia, Andrés (nombre ficticio) me decía que seguía pendiente de ajustar los límites en algunas de sus relaciones personales. A la vez se sentía muy satisfecho de haber conseguido ponerlos y mantenerlos con firmeza, algo que hace un tiempo le resultaba muy difícil y le generaba mucha insatisfacción.

Antes de terminar

Y como forma de animarte a que sigas en contacto con tus propósitos, te dejo una recomendación: un extracto (son sólo 7 minutos) del podcast “A hombros de gigantes” en el que el doctor en biología, profesor e investigador David Bueno i Torrens profundiza en algunas de las cuestiones que acabas de leer.

Y ya sabes, si uno de tus propósitos de año nuevo (o del resto del año) es iniciar una terapia psicológica, en Grama Psicología hay sitio para ti.

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