Cantaba El Dúo Dinámico allá por 1963 aquello de “El final del verano llegó y tú partirás…”. Sí, han pasado muchos años, seguramente no conozcas esta canción y 1963 te parezca la prehistoria, pero sigue siendo bastante cierto que el final del verano suele ser una época complicada para las parejas.
En la línea de rescatar testimonios reales (y anónimos) recogidos en terapia, hace unas semanas una pareja me contaba que habían vuelto de las vacaciones muy contentos de cómo se estaban comunicando, siendo flexibles el uno con el otro y poniendo más el foco en lo que les une y no tanto en lo que les genera conflicto. Lo mejor de esta afirmación era ver que lo decían con total convencimiento y sonriendo con complicidad.
Se trata sin duda de un éxito de la pareja (y también de la terapia). Por desgracia no es lo más habitual, y así se lo transmití para dar más valor a su logro.
Y es que septiembre es temporada alta para la terapia de pareja
Partiendo de que el verano suele ser periodo de vacaciones para la mayoría de nosotros, las razones de esta afirmación son varias:
- El verano supone una tregua en la dinámica de estrés y conflictos que arrastramos durante el resto del año.
- Las vacaciones nos empujan a pasar más tiempo con nuestra pareja.
- En el caso de parejas con hijos/as la conciliación en verano se convierte en más tiempo compartido con ellos y también en una fuente de estrés.
- Los períodos vacacionales nos proporcionan más tiempo para la reflexión, el descanso y las actividades lúdicas.
Veamos la botella medio llena: siguiendo lo anterior, si aparcamos los conflictos, compartimos más, podemos estrechar lazos con nuestros hijos e hijas y tenemos más tiempo para hacer actividades satisfactorias, ¿dónde está el problema? La consecuencia lógica sería irnos en septiembre con nuestra pareja de luna de miel.
Pero podemos ver la botella medio vacía: al volver de vacaciones se acaba la tregua y vuelven los problemas; muchos de ellos son con la persona (nuestra pareja) con la que acabamos de pasar un mes conviviendo 24 horas al día, con sus cosas buenas, sí, pero también con sus defectos, sus manías… y si tenemos hijos o hijas, más defectos y manías aún. Y encima, me doy cuenta de que lo que hago en verano es lo que realmente me llena (viajar, leer, descansar, estar con amigos, hacer deporte…) y la llegada del crudo invierno me deja sin tiempo ni energía que dedicar a esas actividades.

Ambos relatos pueden sonar muy polarizados, pero se parecen bastante a lo que traen a terapia las personas después de sus vacaciones al preguntarles por su pareja, especialmente el segundo.
¿De qué depende que veamos la botella medio llena o medio vacía? Como siempre, no del contenido de la botella, que es el mismo, sino de dónde ponemos el foco.
La clave para resolver los conflictos emocionales en pareja es ser consciente de cuáles son dichos problemas
Recientemente Valeria (nombre ficticio) narraba en una sesión cómo había pasado de 0 a 100 y otra vez a 0 en cuestión de semanas con su pareja. Del estrés cotidiano y un cierre de curso agotador (cero) a unas vacaciones plenas de compromiso, pasión e intimidad (cien) para volver en un par de semanas a reproducir los conflictos previos (acercándose de nuevo al cero).
Hay una gran diferencia entre irte de vacaciones siendo consciente de qué problemas arrastras con tu pareja y cómo afrontarlos o irte de vacaciones y dejarte en casa los conflictos, las soluciones y la consciencia.
Como te expliqué en esta otra entrada, es importante practicar el ejercicio de la maleta emocional. Uno de los grandes problemas cuando nos tomamos un período de descanso es que no echamos en la maleta la consciencia de cómo aprovechar ese período para mejorar las cosas que van mal.
Si has llegado hasta aquí y te resuena lo que estás leyendo, es un buen momento para practicar el autocuidado en pareja
En primer lugar, revisad y ponedle nombre a cuáles pueden ser los problemas que estáis arrastrando en la pareja.
Si ya los habéis localizado, explorad entonces vuestros recursos personales. ¿Os sirven para resolver dichos conflictos?
Si la respuesta es afirmativa, espero que esta entrada sea un revulsivo para poneros en marcha y mejorar vuestra vida de pareja. Y si es negativa, este es un momento perfecto para hacerlo.
En ambos casos, no tenéis que esperar a San Valentín para regalaros una buena terapia de pareja. Grama Psicología os ofrece un espacio seguro para que os conozcáis más y os queráis mejor.