Practicar el autocuidado: abierto por vacaciones

Autocuidado II

El pasado 24 de julio se conmemoró el Día Internacional del Autocuidado, fecha que se instauró como tal en el año 2011. La fecha (24/7), promovida por la Global Self-Care Federation, no es casual ya que pretende resaltar la importancia de practicar el autocuidado 24 horas al día 7 días a la semana.

Por eso practicar el autocuidado no cierra por vacaciones.

¿Qué es el autocuidado? La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo define de la siguiente manera:

La capacidad de las personas, las familias y las comunidades para promover y mantener la salud y para prevenir enfermedades y hacerles frente con o sin el apoyo de un trabajador de la salud o asistencial

La definición es muy interesante por varias cuestiones, pero me pararé en una de ellas que es especialmente relevante: el autocuidado es un acto de amor propio, tanto si lo lleva a cabo una persona como una familia u otra entidad. Amor propio entendido como el acto de querernos, aceptarnos en lo que somos y también en nuestras limitaciones y desde ahí, hacer de nuestro día a día un lugar mejor. 

Para cuidarnos primero tenemos que conocernos, y esta tarea a veces es complicada. Tanto que incluso tenemos que acudir a una terapia psicológica en la que un/una terapeuta nos ayuda a conocernos mejor.

Qué paradoja, ¿verdad? Auto-conocernos a través del conocimiento de otra persona… Sí, es una de esas ironías de la vida que puede ser decisiva en esta ardua tarea de cuidarnos. Aunque si te paras a pensarlo un momento, es tan sencillo como algo que hacemos a diario: mirarnos en un espejo. Eso es a veces la terapia: un espejo que nos devuelve una imagen más amplia y completa de lo que somos.

Y esa imagen no siempre nos gusta, por supuesto. Ahí arranca otra tarea no menos sencilla: la aceptación. Como apunta Russ Harris en su libro “La trampa de la felicidad”:

“Aceptación significa en sentido literal tomar lo que se nos da”

Como dice el propio autor, ni resignarnos ni apechugar con nada. Como digo yo, el amor propio y la aceptación no van de echarle muchos … a la vida (autocompletar la línea de puntos con la acepción a los genitales que más te cuadre). Va (de nuevo) de conocernos y aprender a querernos… o al menos de apaciguar la voz crítica que todos llevamos dentro y que está deseando que nos miremos al espejo (también el de la terapia) para sacar el látigo de los juicios.

Y a partir de esas actitudes de autoconocimiento y aceptación viene el momento de la acción:

¿Cómo podemos practicar el autocuidado de forma eficaz?

Te propongo rescatar un ejercicio sencillo (o quizá no tanto…) del que te hablé en una entrada anterior

Ya que estamos en verano (una época por cierto muy ambivalente, donde una finísima línea separa el tiempo para el descanso y el disfrute del tiempo para el estrés y las discusiones propias de la convivencia), imagina que estás haciendo la maleta para tu próximo viaje. O que ya has vuelto y estás preparando la mochila para retomar tu trabajo, las rutinas diarias… Visualízala un momento… Y ahora reserva un espacio dentro de la misma, en la que te invito a poner:

  • Algo (una estrategia, un pensamiento, una imagen, una conducta, una decisión…) que utilices a menudo y te aporte bienestar. Aplícatelo a ti mismo/a, a tu relación de pareja, con tus hijos/as, familia extensa, círculo social… (tómate un tiempo para elegir).
  • Algo que no hayas utilizado hasta ahora o sólo muy de vez en cuando y que vas a empezar a hacer, que te aporte bienestar si lo utilizas más a menudo (tómate un tiempo para elegir).
  • Un espacio vacío que simbolice algo que utilizas a menudo y que esta vez vas a dejar fuera de la maleta porque no te aporta bienestar (tómate un tiempo para elegir).

¿Terminaste? ¡Pues ahora te toca disfrutarlo!

Y recuerda dos cosas importantes:

1 – Autocuidado = 24/7. Hay vida (y necesidad de cuidarnos) más allá del verano.

2 – Si sientes que cuidar de ti mismo/a te cuesta, hay profesionales de la psicoterapia que te pueden ayudar. En Grama Psicología tienes uno a tu disposición.

Estaba en la zona de hipoactivación y congelación de la ventana de tolerancia

Aunque suene paradójico, su sistema nervioso parasimpático (rama vagal-dorsal) se activaba tanto que lo desactivaba. Esta parte de dicho sistema tiende a inmovilizarnos, por lo que los recursos con los que podemos afrontar una amenaza (por ejemplo, narrar en terapia un episodio de abusos) se bloquean. Y en ausencia de dichos recursos aparece la disociación.

Con el tiempo y la experiencia se pueden desarrollar recursos “de piloto automático” con los que combatir los síntomas disociativos y que parezca que seguimos en el mundo. Pero el esfuerzo es tremendo y tiene un alto coste emocional. 

Es el caso de Manuela, que compartía en sus sesiones de terapia psicológica cómo había aprendido a asentir, a sonreír o a dar respuestas automáticas para aparentar que estaba prestando atención en determinadas conversaciones en las que realmente estaba ausente.

ventana de tolerancia franjas

Otros ejemplos son personas que dicen sentirse huecas cuando recuerdan o que al hablar de su historia de trauma ponen la “mirada de las mil yardas”, típica de la sintomatología del trastorno de estrés postraumático.  

La terapia EMDR es una herramienta muy útil para el tratamiento de estos síntomas porque nos permite trabajar con estos estados de tres formas:

  • Aportando herramientas o reforzando las que ya existen para que la persona se mantenga el mayor tiempo posible en la zona óptima de la ventana de tolerancia.  
  • Reduciendo la intensidad de los estados de hiperactivación mediante técnicas de regulación emocional como la respiración consciente, la respiración diafragmática o la relajación muscular.
  • Desarrollando recursos que permitan a la persona ser consciente del inicio de la sintomatología disociativa y manejarla, principalmente a través de técnicas narrativas y de consciencia corporal.

Así que ya sabes, si quieres darle un respiro a tu sistema nervioso y que tu ventana de tolerancia te muestre las mejores vistas de tus paisajes emocionales, ponte en contacto con Grama Psicología y comienza aquí el camino a tu terapia psicológica.

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